A MI PADRE:
Hace
poco más de una semana que te fuiste y nadie puede imaginar cómo te echo de
menos , la verdad es que me cuesta un poco recordar tu aspecto bonachón, ese
que te llevó a ganarte el apodo cariñoso de “el Algarrobo” en los 80 por parte
de tus amigos, quizás porque tu imagen ya deteriorada postrado en la cama de
los últimos días me quedó muy gravada aunque me basta con salir a la calle y
mirar al cielo para volver a verte tal como eras, seguramente organizando algún
partido de fútbol o un concurso de pesca o quizás haciendo algún favor a
alguien, porque allí donde estás, si se hacen favores tú serás el primero en ofrecer tus servicios.
No
sabría decir cuál es el primer recuerdo que tengo de ti pero sí que me vienen
muchos a la memoria en estos días de cuando era niño. Recuerdo que siempre me
mareaba en el coche y tú me entretenías
diciendo que mirara a las montañas a ver si veía a los indios de las películas
y yo por supuesto los veía, también recuerdo cuando en un viaje a Valencia ,(
ese que todos recuerdan porque me perdí en la playa ) me llevaste a ver el debut del
gran Mario Alberto Kempes o cuando aquel
verano me compraste esa bici con la que llevaba meses soñando, ese día fui el
niño más feliz del mundo y de cuando siendo un enano te ayudaba en el taller y
me hiciste un taburete para que me subiera y así llegara al taladro para hacer
agujeros y recuerdo la cara de felicidad de mi abuelo cuando veía en mí el
futuro del negocio y del apellido asegurado, podría estar días recordando esos
pequeños momentos que han marcado mi vida y que ahora tanto anhelo.

Hace
unos años caíste en las garras de una horrible enfermedad y lejos de venirte
abajo y rendirte pensaste que habías tenido una buena vida y que habías creado
una gran familia y que todo lo que pudieras vivir a partir de entonces sería
como un regalo del cielo que tendrías que
disfrutar al máximo, nunca te vi quejarte en estos años y quisiste seguir
mostrándote como ese padre protector que podía con todos nuestros problemas, en
definitiva no pensaste que la vida se te iba sino que te regalaba una prorroga.
“Fue un buen hombre”, sin duda es la frase que
más he escuchado en los últimos días, una frase sencillas pero que engloba
todos los valores que un ser humano debe tener, respeto, honradez, bondad y una
dedicación plena en buscar el bienestar de su familia. Siempre me sorprendió tu
fortaleza pero jamás pensé que al final nos lo pondrías tan fácil, te fuiste
tranquilo con el alma limpia y rodeado de los tuyos y aunque la enfermedad intentó
borrarte la memoria en los últimos días, no consiguió que olvidaras el nombre
de los tuyos en ningún momento. Dicen que ninguna muerte es en balde y la tuya
tampoco ya que ha servido para afianzar los lazos de unión de nuestra familia
que aunque no es perfecta ha demostrado estar muy unida en los momentos más
difíciles cuidando de ti tal y como tú lo hacías con nosotros. Y qué decir de
mi madre la mujer que estuvo contigo toda una vida y que te ha cuidado todos
estos días a la vez que cuidaba de nosotros sin guardarse nada para ella, que
orgulloso me siento de mi madre a la que estate tranquilo no va a faltarle de
nada. Hoy me cuesta volver a la rutina diaria en el mismo taller en el que
trabajamos juntos durante más de 20 años y en el que no solo me enseñaste un
oficio sino también a ser un hombre honrado. Cada vez que me asomo a la puerta
me parece verte a lo lejos viniendo del colegio con tus nietos protegidos por
tus enormes manos mientras les cuentas tus historias y dándoles esos momentos
que por tu trabajo a nosotros no pudiste darnos de pequeño, sin duda fuiste el
abuelo ideal para las madres en la puerta del cole. Sé que yo no tengo tu
corazón porque con ese corazón se nace pero sí tu nieto Carlos al que tanto te
pareces que ha heredado toda tu nobleza y en el cual te veo reflejado cada día,
él ha prometido dedicarte todos los goles que meta esta temporada y ten por
seguro que lo hará y es que tú también nos transmitiste esa pasión por el
fútbol, que buenas tardes pasamos esta última temporada viendo los partidos del
Madrid, de tu Madrid todos juntos, como recuerdo el día que tumbamos al Barsa en
la liga y como lo celebramos todos, quiero que sepas que seguimos juntándonos a
ver el fútbol en casa y que de alguna manera sigues entre nosotros sentado en
tu sillón rodeado de tu gente . Siempre he pensado que los homenajes deben
hacerse en vida y a ti pudimos hacerte el tuyo hace un año cuando celebramos
tus bodas de oro, ese día se reunió en torno a ti toda tu familia y tus amigos
más íntimos, esos mismos que han sabido estar a tu lado en los momentos más
difíciles y es que hasta en eso has tenido suerte tuviste amigos de los de
verdad de los que no fallan y enemigos ninguno y si alguien llegó a negarte
alguna vez la palabra ten por seguro que no fue por tu culpa y es que a veces
es tan difícil llevarse bien con todo el mundo…..y tu casi lo conseguiste.
El azar
quiso ser caprichoso con tu marcha y decidió que debías dejarnos el día de
nuestra patrona, jamás imaginé que si tenía que perderme algún año la Salve
sería por ese motivo, es una sensación muy extraña vivir los momentos más
tristes de mi vida cuando todo Trujillo está de fiesta, a partir de este año la
Salve para nuestra familia tendrá un recuerdo muy especial y sé que a la Virgen
no le importará compartirla contigo. No
cantamos la Salve pero si nos reunimos todos por la noche en la puerta de casa
para ver los fuegos artificiales desde lo lejos o quizás más cerca que nadie,
es otra de las imágenes que nunca podré olvidar toda la familia en la calle cruzando
miradas cómplices de tristeza por un lado y de alegría por otro, alegría sí,
por haberte tenido todos estos años , por habernos enseñado tantas cosas , por
hacernos sentir tan orgullosos de ti y alegría por no haberte marchado del todo ya que
sigues presente en cada paso que damos y en cada rincón de nuestras vidas, yo
por mi parte me marco un solo objetivo en la vida que es el de llegar a ser tan buen
hombre y tan buen padre como tú lo fuiste, si
consigo al menos la mitad podré darme por satisfecho. Un abrazo tu hijo.
ÑEKE